Segovia capital cuenta con una veintena de iglesias románicas de los siglos XII y XIII, lo que supone un patrimonio cultural inmenso ofreciendo al viajero la posibilidad de disfrutar del encanto especial de cada una de ellas.

El recorrido por las iglesias románicas de Segovia capital es muy cómodo, la gran mayoría de ellas están a una distancia que fácilmente se puede recorrer a pie, disfrutando así del paseo y de la cultura.

La riqueza románica en la provincia es menos conocida aunque no menos importante. En la zona occidental la concentración de este patrimonio es tal que no sólo cada población tiene su iglesia parroquial de este estilo, sino que cuenta con una o más ermitas románicas.

Segovia ofrece una amplia y variada oferta de visitas guiadas a lo largo de todo el año para  recorrer nuestra ciudad acompañado de los mejores profesionales, así como de audioguías que permitirán al usuario hacer su propia visita.

A continuación ofrecemos una relación y características de algunas de las principales iglesias románicas de Segovia capital:

San Millán

Importantísimo templo, modelo de las iglesias románicas segovianas, ya que integra todas sus características tipológicas, como son la influencia islámica (decoración y bóvedas al estilo califal), atrios que cumplen la función de centro de reunión, sustitutos de los soportales de una plaza, y esbeltos campanarios que configuran un peculiar perfil de la ciudad. Posee una torre que conserva restos de un edificio anterior, de estilo mozárabe.

Avenida del Acueducto, 26

San Clemente

Siglos XII-XIII. Estructura de una nave y ábside. El segundo ábside forma parte del atrio que recorre la fachada sur. Interesantes pinturas murales (siglo XIII).

Avenida del Acueducto, s/n.

Santos Justo y Pastor

Próxima al Acueducto hay una pequeña joya románica, el templo de San Justo, del s. XIII, con uno de los pocos tímpanos esculpidos del románico segoviano, una esbelta torre y unas valiosas pinturas en su ábside, dominado por el Pantocrátor y con escenas de la Pasión de Cristo y de la vida de los santos titulares.

Plaza de San Justo s/n.

San Martín

El espléndido templo, un compendio del románico castellano, está definido por un triple atrio de columnas y tres ábsides, una torre mudéjar que ocupa el espacio del cimborrio. Especial interés poseen los capiteles labrados, la placa de mármol con la efigie de San Martín situada en el exterior del ábside y las cuatro estatuas columna de la fachada. En su interior se pueden contemplar un tríptico del pintor flamenco Adrián Isembrandt, varias pinturas del primitivo castellano conocido como Maestro de las 11.000 vírgenes, un Cristo yacente atribuido a Gregorio Fernández y un San Francisco de Pedro de Mena.

Calle de José Canalejas, 4

San Miguel

Siglo XVI (1558). Estructura de una nave y cabecera plana. Capillas entre contrafuertes. Retablo barroco, de José Ferreras (1672). Capilla funeraria del doctor Andrés Laguna (siglo XVI). Capilla barroca de Nuestra Señora de la Paz. Este templo vino a sustituir al de la misma advocación, desplomado en 1532, situado en el espacio de la actual plaza Mayor, y en cuya tribuna fue proclamada reina Isabel I de Castilla, la Católica, el 13 de diciembre de 1474.

Calle de la Infanta Isabel, s/n.

San Esteban

Fruto del románico tardío, su torre es considerada una de las más bellas del románico. Tras un incendio ocurrido en 1896, fue desmontada y reconstruida a principios del siglo XX, durante el que se sustituyó el chapitel barroco de pizarra por el actual de teja. Los avatares no restan elegancia a la torre, un hito característico del perfil de la ciudad.

Plaza de San Esteban, s/n.

San Nicolás

Siglos XII-XIII. Estructura de una nave y ábside. El segundo ábside forma parte del campanario, solución frecuente en el románico segoviano. Alberga el Taller Municipal de Teatro.

Plaza de San Nicolás, s/n

Santísima Trinidad

Persiguiendo el trazo empedrado del callejón de San Nicolás, se desemboca en un apacible rincón en el que se encuentra la Iglesia de la Santísima Trinidad, levantada a mediados del siglo XII sobre un templo anterior, de finales del siglo XI. Es este uno de los templos románicos mejor conservados de la ciudad, con un interior sencillo y auténtico que guarda destacables pinturas.

Plaza de la Trinidad, s/n.

San Juan de los Caballeros

De finales del s. XI, es una de las más antiguas de Segovia y se superpone a una probable basílica paleocristiana, origen de las sucesivas construcciones, cuya tradición de espacio religioso se mantiene hasta nuestros días. El nombre de San Juan de los Caballeros le viene por albergar los sepulcros de los Nobles Linajes de la ciudad.

En 1905 fue adquirida y restaurada por Daniel Zuloaga, que la dedicó a vivienda y taller de cerámica, acogiendo actualmente el Museo Zuloaga, con colecciones de cerámica y archivo documental. En el recinto lindante entre la muralla y la iglesia, conocido popularmente como «Los Zuloagas», se realizan en verano actividades culturales.

Plaza de Colmenares, s/n.

La Vera Cruz

La Iglesia de la Vera Cruz, fue fundada por los Caballeros de la Orden del Santo Sepulcro en 1208. La iglesia, de planta dodecagonal tiene dos plantas con bóveda de crucería al estilo musulmán, y restos de pinturas.

La tradición popular la viene atribuyendo, desde tiempo inmemorial, a los Templarios. Posee un interior muy sobrio y emocionante, con un halo misterioso, por sus formas, ambiente e incluso sonidos (es impresionante la resonancia que se percibe al emitir alguna voz en el interior del edículo) se justifica por la influencia orientalizante de algunas de estas órdenes militares ligadas a las cruzadas.

Carretera de Zamarramala, s/n.

San Marcos

Siglo XII. Estructura de una nave y un ábside. Guarda una imagen de Cristo crucificado, proveniente del monasterio del Parral, que es sacado en procesión en Semana Santa.

Calle de San Marcos, 21

San Lorenzo

Siglos XII-XIII. Posible construcción sobre un templo anterior. Estructura de una nave y tres ábsides. Conserva interesante tríptico renacentista y artesonado.

Plaza de San Lorenzo, s/n.

 

Trasladándonos ya a la provincia podemos destacar:

En Sepúlveda, las iglesias de la Virgen de la Peña y el Salvador son monumentos inigualables y de gran antigüedad (especialmente la segunda citada), fachadas entre los siglos XI y comienzos del XII, como lo es la cercana Ermita de san Frutos de Duratón. No en vano se les considera dos de los templos románicos más antiguos que se construyeron al sur del Duero. La causa de esta temprana edificación fue el impulso que Alfonso VI y Raimundo de Borgoña dieron a la repoblación y fortificación de los territorios próximos al Sistema Central tras la invasión almorávide y la amenaza que supusieron sus continuas victorias en el campo de batalla.

En Sacramenia y Fuentidueña existieron algunos monumentos capitales del románico segoviano y castellano, pero algunos de ellos fueron lamentablemente vendidos a EE.UU. Tal es el caso de la cabecera de San Martín en Fuentidueña que viajó al Museo de los Claustros de Nueva York, donde todavía sigue. Antes de eso, también fueron expatriadas las más nobles dependencias -salvo la iglesia- del Monasterio de Sacramenia, en este caso a tierras de Miami.

Afortunadamente, sobrevivieron de aquellas pérdidas, la monumental iglesia del citado monasterio cisterciense de Santa María la Real y la preciosa parroquia de San Miguel de Fuentidueña.

En las comarcas de PedrazaTuréganoEl Pirón y el suroeste de Segovia hay un gran número de humildes iglesias parroquiales, muchas con su pórtico y torre románica. Especial atención a las portadas ocultas tras porches cerrados que son una auténtica delicia cuando son «descubiertas» por el visitante curioso, si es que logra encontrar al guardián/a de las llaves.

La iglesia de San Miguel de Cabanillas del Campo conserva varios de los elementos característicos del arte románico, como la cabecera circular o el primer cuerpo de la torre, las dimensiones y los muros. La decoración exterior es casi inexistente, quizá por falta de medios. En el interior destaca la decoración vegetal del arco que separa la nave de la cabecera.

Otra de las paradas imprescindibles en esta ruta del románico por Segovia es la iglesia de San Nicolás de Bari, en Torrecaballeros. Entre los elementos característicos del arte románico de su primera construcción (s. XIII) que se han conservado, destacan el ábside con canecillos, parte de la torre y la portada de ingreso, con tres arquivoltas y unas ventanas geminadas que parece que formaban parte de un sencillo pórtico cerrado.

Mencionamos también las iglesias de Sotosalbos, Pelayos del Arroyo, La Cuesta, Caballar, Aguilafuente y un amplio etcétera que merecen visita.

Fuentes:

https://www.turismodesegovia

https://www.arteguias.com

Sin lugar a dudas Segovia es un destino gastronómico que genera muchísimo interés, en el que los profesionales de la restauración aún sin dejar de innovar en exquisitos platos, permanecen fieles a las tradiciones culinarias que han hecho de nuestra tierra un lugar de reunión en torno a una mesa con productos que nos identifican y representan.

Degustar un excelente cochinillo o lechazo de leña es la una buena manera de conocer de cerca Segovia, aunque existen otras opciones como los judiones de La Granja, las sopas de ajo, la trucha a la segoviana, o la caldereta de cordero. Y qué decir de nuestra repostería, una de las más alabadas de España especialmente por su receta estrella: el ponche segoviano. Con toda esta variedad, ¿Quién no se anima a viajar y disfrutar unos días de Segovia?

El cochinillo:

El cochinillo es un cerdito lechal que se asa lentamente en cazuela de barro. Una receta simple, en la que solo se añaden agua y sal. Una vez listo, es dorado y tremendamente crujiente por fuera, y blanquito y súper tierno por dentro. ¡Un auténtico lujo para el paladar!

Es típico de Segovia partir el cochinillo en la propia cazuela de barro con el filo de un plato que luego se lanza al suelo en señal de buenos deseos.

Podrás encontrarlo en muchos restaurantes de Segovia pero nosotros recomendamos los que nunca fallan en su elaboración así como en su atención al cliente: Rte. Casares Acueducto, Rte. José María, Mesón de Cándido y en la provincia, en Torrecaballeros, La Portada del Mediodía.

cochinillo asado

El lechazo (cordero)

El lechazo proviene de ovejas autóctonas, como son la churra y la castellana, suele pesar entre 5 y 6 kilos, y tiene un tiempo en torno de 20 a 25 días. Es alimentado únicamente con leche materna.

En este plato, el secreto de su sabor reside en la alta calidad de la materia prima y en la sencillez de su elaboración. Al igual que el cochinillo, el lechazo se asa en horno de leña y en cazuela de barro, añadiéndole, únicamente agua y sal gorda. Queda crujiente por fuera y jugoso por dentro.

En la capital segoviana, los restaurantes ya recomendados, elaboran también cordero asado de gran calidad, añadiendo aquí el Restaurante Maribel. Pero donde es más típico este plato es la zona de Sepúlveda y Pedraza.

La Olma, Bodegón Manrique, Corral de Joaquina, El Soportar, Casa Taberna, El Yantar de Pedraza.

Figón Zute el Mayor Tinín, Fogón del Azogue, Figón de Tinín, El Señorío de Sepúlveda.

lechazo asado

Caldereta de cordero

Una comida que tradicionalmente se dejaba para los días más fríos en la sierra, donde la trashumancia era la forma de vida. Se despedía a los pastores, antes de partir con el rebaño hacia tierras extremeñas reuniéndose en torno al caldero elaborando esta receta con cordero y verduras, a fuego lento, durante más de tres horas. Es típica en pueblos como Arcones, Prádena o Casla,  que se hayan junto a la Cañada Soriana Occidental, zona llamada “La Vera de la Sierra”.

Restaurantes recomendados: Casa Pepi, Las tres BBB, La Cerca

Los judiones de La Granja

Como no podía ser de otra manera, el plato estrella del Real Sitio de la Granja de San Idelfonso son los judiones. Esta es una comida popular segoviana muy contundente y sabrosa a base de las legumbres que allí se cultivan desde tiempos de Felipe V. Se cocinan en un puchero de barro, acompañadas con chorizo, panceta fresca, morcilla y oreja de cerdo. El resultado es un caldo denso y de color pardo tremendamente exquisito. Cada 25 de agosto, durante las fiestas populares del Real Sitio se organiza una gran judiada popular al aire libre poniendo a disposición del viajero chacinas, quesos y una amplia variedad de productos típicos de la localidad.

Judiones de la granja

Sopa castellana

Otro de esos platos típicos que comer en Segovia. Por sus ingredientes, también se le llama sopas de ajo. Su receta, es la más simple del mundo: caldo con ajo, pan duro, huevo, un poquito de pimentón y unos taquitos de jamón.

Se sirve bien calentita y en cazuela de barro. Es ideal para los fríos inviernos segovianos y en la noche del 25 de octubre, cuando se celebra la festividad de San Frutos, patrón de Segovia, se reparten sopas de ajo para todo el mundo en la Plaza Mayor.

La trucha

La trucha es un pescado muy popular en la provincia de Segovia, en la que son muy abundantes las frías aguas de sus ríos y lagos.  La trucha a la segoviana se sirve con jamón y patatas panadera.

trucha a la segoviana

El ponche segoviano

El postre más típico de la ciudad, y parte de la provincia, es el ponche segoviano.

El ponche es un bizcocho clásico, con forma rectangular, elaborado con harina, huevos y azúcar, con un relleno de crema. Está cubierto por una capa de mazapán y azúcar glass que, al final, se tuesta un poquito con forma de rombos ¡Sencillamente delicioso!

ponche de segovia